El día de la Hispanidad
El día de la Hispanidad

Cada 12 de octubre se celebra el llamado Día de la Hispanidad, una fecha que durante siglos se ha presentado como el “descubrimiento” de América. Sin embargo, hablar de descubrimiento es una falacia histórica, pues América no fue descubierta: ya estaba habitada por civilizaciones milenarias con una organización social, política y espiritual profundamente desarrollada. Lo que realmente ocurrió fue un encuentro entre dos mundos, sí, pero un encuentro desigual que pronto se transformó en conquista, dominación y sometimiento.

Es innegable que hubo un choque de culturas. Europa llegó con su religión, su espada y su ambición, imponiendo un modelo de vida y pensamiento ajeno a los pueblos originarios. Pero también es cierto que no todos los pueblos fueron exterminados, que hubo mestizaje, sincretismo, una fusión de lenguas, costumbres y creencias que dieron origen a lo que hoy somos como pueblos hispanoamericanos. De aquel doloroso proceso surgió una nueva identidad, compleja y contradictoria, que combina la herencia indígena con la influencia europea.

Imagen Pedro Pozas Terrados – IA. El poder y la ambición desembarcaron junto al miedo y la incomprensión.”

No obstante, es curioso —y profundamente doloroso— observar cómo, con el paso de los siglos, las naciones que se independizaron del dominio español repitieron, e incluso superaron, los mismos errores que condenan. Los gobiernos que se sucedieron en Latinoamérica, los mismos que hoy culpan a los conquistadores de haber destruido las culturas originarias, fueron y son en muchos casos responsables de su marginación, desplazamiento y exterminio.

Porque si hablamos de genocidio, no podemos limitarnos a los hechos del siglo XVI. El verdadero genocidio continúa hoy, silencioso y sistemático, en las selvas, en las montañas, en los territorios donde habitan los pueblos indígenas. Continúa cuando se les arrebatan sus tierras para dar paso a la minería, al agronegocio, a las represas o al petróleo. Continúa cuando se les niega el derecho a la educación en su lengua, cuando se les desprecia por mantener sus costumbres y cuando son asesinados sus líderes por defender la tierra y el agua.

Imagen Pedro Pozas Terrados – IA. Entre lágrimas y silencios, el alma del continente quedó herida… pero viva

Las banderas han cambiado, las coronas han sido reemplazadas por gobiernos supuestamente democráticos, pero la opresión persiste con otros rostros y otros discursos. Aquellos que hoy gritan contra la conquista española callan ante la conquista moderna que los propios Estados ejercen sobre los pueblos originarios. Y es esa hipocresía la que debe ser denunciada.

No se trata de negar la historia ni de justificar la barbarie del pasado. Se trata de mirar de frente al presente, de asumir que la verdadera herida no está solo en el ayer, sino en el hoy. Los pueblos indígenas siguen siendo vistos como un obstáculo para el “progreso”, como un estorbo para los intereses económicos, como una parte incómoda de la historia que muchos prefieren enterrar.

Por eso, este día no debería ser una celebración triunfalista. Debería ser un día de reflexión, de reconocimiento y de justicia. Un día para recordar que la riqueza cultural, espiritual y humana de los pueblos originarios no pertenece al pasado, sino al presente y al futuro de nuestra humanidad.

Imagen Pedro Pozas Terrados – IA De la mezcla forzada y muchas veces consentida y buscada, nació también un nuevo latido, una humanidad entrelazada por el destino

Mientras existan niños indígenas sin escuela, comunidades desplazadas, bosques destruidos y culturas amenazadas, no habrá nada que celebrar. La verdadera conquista pendiente es la de la dignidad, la del respeto y la de la igualdad.

El día de la hispanidad debe ser el día de la reivindicación de los pueblos originarios. El cese de los asesinatos de sus líderes. Cese de la violación de sus derechos fundamentales y apoyo incondicional a sus peticiones justas por el control de sus tierras, el acceso al agua potable y la salud, así como una educación intercultural respetando sus culturas y la riqueza de sus lenguas. Debe ser un día de confraternidad y esperanza hacía los pueblos originarios de Latinoamérica. No debe ser un día para mostrar el poderío militar de una nación.

Pedro Pozas Terrados

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