Reflexiones y Propuestas para la Situación Actual

Reflexiones y Propuestas para la Situación Actual

En el Día Internacional de la No Violencia que conmemoramos el 2 de octubre, natalicio de Mahatma Gandhi, quien fuera un gran promotor de la no violencia como medio para el cambio social, junto a Martin Luther King y Mario Rodríguez Cobos (Silo) entre otros, hacemos públicas estas reflexiones sobre la situación actual mundial y local que nos toca vivir.

En Argentina y en nuestro medio local, observamos que desde medios de comunicación hegemónicos, de agrupaciones políticas afines al gobierno nacional e incluso desde la voz oficial del propio Estado argentino, se promueve el destrato, la burla, la agresión verbal, la discriminación y la ejecución de políticas públicas anti derechos humanos hacia jubilados y personas con discapacidad, persecución ideológica a periodistas y militantes políticos y sociales sean de mayorías o minorías por mencionar algunos. En todos los ámbitos sociales aumenta el sufrimiento mental y la pobreza en vastos sectores sociales a niveles ya insoportables. En consonancia, las relaciones personales se hacen cada día más crueles y el trato que uno se da a sí mismo, también es cada vez más cruel. La atmósfera social está envenenada de crueldad.

Los medios hegemónicos mundiales (europeos y norteamericanos controlados por el mismo signo de poder económico) promueven, hace años, la atomización social, por distintos elementos: por lo que se come, por la ropa que se viste, por edades, por género, etnia, religión, ideas políticas, etc. Hoy casi no hay ámbitos donde las diferencias no promuevan el odio, la sectorización y la cancelación de quienes piensen o actúen de modo distinto al grupo al que cada uno adhiere. Esto lleva a cada ser humano al encierro en su círculo íntimo adoptando una mirada sobre el medio inmediato y el mundo en general como cada vez más amenazante y de peligrosidad. Se está tensando la cuerda un poco más cada día y pareciera que todo está más cerca de explotar.

La promoción de la cultura del odio fue clara en otros momentos históricos. En la Alemania nazi de 1940 donde judíos, gitanos, discapacitados y otras minorías discriminadas por un discurso de odio escaló hasta convertirse en violencia física y genocidio. El genocidio del pueblo ario y armenio por los turcos entre 1915 y 1923, el de serbios por parte de croatas en 1941 al 45 o el de la etnia hutu sobre la tutsi en Ruanda, 1994. Pero sin dudas que las dos guerras mundiales generadas en Europa fueron lo más oscuro y que arrastró tras de sí a todo el mundo.

El odio es un potente combustible que se usa para canalizar el descontento. Hace ver a otros seres humanos como “monstruos” u objetos a utilizar y genera consecuencias nefastas. Hoy escuchamos a un presidente decir: “Hay que odiar más, no se odia lo suficiente”. También vivimos una paradoja: las otrora víctimas del genocidio nazi hoy actúan también como desproporcionados victimarios, como ilustra el actual caso de Gaza. Como muestra la historia, si la cultura de la no violencia no se instala en los corazones y en los pueblos, la violencia resurge como las cabezas de la mitológica Hidra.

Se habla de una posible tercera guerra mundial. Después de un buen tiempo adormecido, hoy ese tema vuelve con fuerza. No faltan quienes auspician una reducción extrema de la población mundial y dicen “El mundo estaría bien con 2500 millones de habitantes”. Hoy, quienes tienen poder para hacer una guerra nuclear, pareciera que piensan en esos términos, mientras tanto los súper ricos y poderosos están construyendo refugios anti atómicos para protegerse junto a los suyos de una hecatombe mundial.

El sufrimiento por los grandes miedos del ser humano dificulta dar a la propia vida un Sentido elevado. Los temores a la pobreza, a la soledad, a la enfermedad y a la muerte se conjugan y fortalecen hoy con gran fuerza en la sociedad, en los grupos humanos e individuos ayudando a generar distancia y odio entre las personas. El temor y el sufrimiento dificultan ver una salida y el futuro parece cerrado. El aumento de la tasa de suicidios y asesinatos de todo tipo evidencian este descalabro.

Sin embargo, desde los ámbitos que promueven la no violencia surgen propuestas superadoras a esta situación, un clamor por aspiraciones profundas va ganando terreno a nivel popular aquí y en todo el mundo.

Nuestras ideas y acciones están basadas en el Humanismo Universalista de Silo, cuya propuesta apunta a transformar al individuo y la sociedad simultáneamente. Propone la no violencia activa como metodología de lucha e invita a meditar sobre la existencia humana para elegir un sentido de vida evolutivo y, en comunidad, tomar un desvío para no estrellarnos como sociedad.

¿Qué hacer frente a este panorama? 

Primero: Ayudar a tomar conciencia de la propia violencia interna y comprender cómo se correlaciona con la violencia social en que vivo. Tenemos que asumir la necesidad de denunciar, rechazar y resistir toda forma de violencia, tanto en otros como en nosotros mismos. Debemos reconciliarnos con nuestro propio pasado para transformar esa violencia interna en energía útil a la transformación personal y social simultáneas. Despejar la mente para construir una sociedad sin sufrimiento ni violencia. Cultivar la reciprocidad y solidaridad, el afecto genuino y respeto por otros. En síntesis, poner al Ser Humano como valor y ocupación central de la vida.

Segundo: Ayudar a canalizar la energía vital de las nuevas generaciones hacia un desarrollo sostenible y de complementación entre lo mejor de las distintas culturas. La convergencia de las diversidades poniendo la ciencia y la tecnología al servicio del bienestar material y espiritual de cada ser humano y los pueblos que los contienen. Esta es la única dirección válida de la acción humana desterrando todo tipo violencia física, económica, racial, religiosa, psicológica, etc.

Tercero: Exigir en ámbitos internacionales como la ONU, la Corte Internacional de La Haya, embajadas y consulados que se presione con toda la fuerza disponible para acabar con toda guerra en curso y su financiamiento oculto por intereses de terceros; el retiro de territorios ocupados por parte de ejércitos extranjeros; consensuar la reconstrucción de ciudades y vías de comunicación. Consensuar entre las potencias nucleares el reinicio del desarme nuclear proporcional y el progresivo, así como el desmantelamiento de bases militares instaladas fuera del país al que pertenecen, salvo que sean de nacionalidades compartidas y rotativas con el objetivo exclusivo de prevención de eventos catastróficos, o como disuasión de piratería marítima o aérea.

¡Con un fuerte deseo de Paz, Fuerza y Alegría para todos!

Movimiento Humanista, Mar del Plata, Argentina, 2 de octubre 2025

Redacción Mar del Plata

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