En la catequesis de la audiencia general en la Plaza de San Pedro, León XIV se detiene en la Pascua de Cristo para subrayar cómo Dios «no ha renunciado a nosotros» incluso ante nuestras limitaciones, y nos llama a ser testigos de una paz “más fuerte que toda derrota”: acérquense “a quien están encerrado en el miedo y el sentimiento de culpa”.
