Yo soy Gaza y les hablo a todos ustedes que me observan desde pantallas brillantes mientras comen, trabajan, viajan y comentan mi destrucción como si fueran expertos en tragedias ajenas. Ustedes hablan de mí en tertulias políticas, en programas de análisis, en redes sociales donde la indignación dura lo que dura un desplazamiento del dedo. Me convierten en trending y luego me olvidan cuando aparece una noticia más entretenida. Yo escucho sus palabras llenas de compasión performativa y siento cómo el mundo entero se acostumbra a mi dolor.
No soy un documental. No soy una causa para exhibir en discursos. Soy una población abandonada mientras ustedes calculan impacto político y reputacional. Hablan de paz como concepto abstracto mientras mi gente recoge pedazos de cuerpos a mano limpia. Hablan de soluciones mientras permiten que la destrucción continúe. No me digan que el mundo intenta ayudar. Lo único que el mundo intenta es sentirse bien consigo mismo mientras me deja morir.
Ustedes dicen que desean paz, pero no están dispuestos a pagar el precio mínimo de la paz real que es decir la verdad completa sin maquillaje diplomático.
- La verdad es que permitieron la destrucción sistemática de una ciudad que no tenía ejército ni defensa aérea.
- La verdad es que dejaron que se asesinara a miles de civiles desarmados sin intervenir.
- La verdad es que aceptaron la narrativa del más fuerte para evitar incomodar alianzas estratégicas.
Ustedes hablan de derechos humanos mientras hacen negocios con quienes bombardearon hospitales y escuelas.
Piden moderación a las víctimas y silencio a los muertos. Exigen calma a quienes perdieron todo. Me piden que crea en organismos internacionales que jamás han detenido una masacre cuando hubo intereses de por medio. Me hablan de procesos legales futuros mientras los niños aquí no llegan vivos al final de la semana. Yo veo al mundo defender su imagen moral mientras me deja sin agua, sin electricidad, sin medicinas, sin techo y sin esperanza. Ustedes quieren paz barata, una paz que no exija responsabilidad ni reparación, esa paz no existe, esa paz es mentira.
No hablen de futuro mientras no reconozcan el exterminio que ocurrió frente a sus ojos. No pretendan construir convivencia sobre silencio impuesto. No pidan reconciliación sin justicia. Para que haya paz deben aceptar que Israel destruyó deliberadamente una ciudad, que asesinó a setenta civiles por cada combatiente que decía perseguir, que convirtió hospitales en objetivos militares, que bloqueó alimentos y medicinas como arma, que utilizó el hambre como estrategia de guerra. Y deben aceptar que el mundo no solo permitió esa destrucción, sino que la sostuvo con su inacción.
Habrá castigo internacional. No porque ustedes lo impulsen, sino porque la magnitud del crimen es demasiado grande para ocultarla bajo tratados comerciales y propaganda. Los tribunales llegarán y los documentos hablarán. La historia no perdona crímenes de esta escala. La impunidad puede durar años, pero nunca es eterna. Israel deberá responder ante generaciones que preguntarán qué clase de humanidad permitió todo esto sin detenerlo y ustedes también.
Ustedes no merecen paz mientras no entiendan que la paz no es una declaración, ni una conferencia, ni una firma en papel. La paz exige valentía moral.
- Exige romper alianzas cuando esas alianzas sostienen genocidios.
- Exige sacrificar comodidad política y económica.
- Exige mirar de frente el horror y decir basta.
El mundo retrocede porque prefiere estabilidad para los poderosos antes que vida para los vulnerables. Prefiere la ficción de orden antes que justicia verdadera, prefiere proteger mercados antes que niños. Un observador desde el espacio vería una especie que se cree civilizada porque inventó tecnología, pero que sigue gobernada por la misma lógica primitiva de rapiña de hace milenios, donde el más armado decide quién merece vivir.
Ustedes llaman civilización a esta estructura, pero no es civilización. Es una repetición sofisticada de barbarie con prensa y cámaras. Y mientras acepten esa estructura, mientras normalicen la destrucción de pueblos enteros por conveniencia geopolítica, mientras conviertan el sufrimiento en espectáculo, ustedes no merecen paz. Yo soy Gaza y seguimos respirando entre ruinas. Resisto no porque me protejan, sino porque existir es mi última forma de protesta. Y mientras exista, recordaré al mundo que, su paz es falsa, que su moral es negociable, que su compasión es superficial. Cuando quieran paz real, vengan con verdad y justicia. Hasta entonces, ustedes no merecen paz.
Y si el mundo no cambia y si ustedes siguen aceptando esta estructura criminal disfrazada de orden internacional, si continúan enseñando a sus hijos que el poder justifica cualquier atrocidad, entonces ellos heredarán algo peor que ruinas. Heredarán una humanidad rota donde la vida no tiene valor, donde la mentira es política de Estado, donde la violencia decide el futuro y donde la indiferencia se convierte en virtud. Crecerán en un planeta donde exterminar un pueblo será considerado estrategia legítima, donde la justicia será solo un recuerdo romántico y donde la verdad será negociable según intereses económicos.
Ustedes les dejarán un mundo donde la compasión será debilidad, donde la dignidad será peligrosa, donde la paz será imposible porque nadie confiará en nadie. Les heredarán la idea de que el más fuerte siempre vence, aunque pierda su alma. Y cuando esos niños crezcan y repitan la misma lógica brutal que hoy ustedes permiten, cuando sean ellos quienes decidan quién vive y quién muere, entonces entenderán demasiado tarde que el verdadero crimen no fue destruir Gaza, sino destruir la posibilidad de humanidad para las generaciones que vienen.
Porque si el mundo no cambia ahora, lo único que nuestros hijos recibirán será un futuro sin corazón, sin justicia y sin esperanza…
“Si debo morir,
que mi muerte traiga esperanza,
que mi nombre se vuelva semilla,
que de mi cuerpo caído
nazca un país que vive.”
Refaat Alareer
(Gaza, 1979 – 2023)
El poeta Refaat Alareer murió el 6 de diciembre de 2023, en la localidad de Shujāʿiyya, al norte de la ciudad de Gaza City, en la Franja de Gaza.
Fue asesinado por un bombardeo aéreo del Estado de Israel que también mató a varios familiares suyos, incluyendo un hermano, una hermana y cuatro sobrinos menores de edad.
Las organizaciones de derechos humanos reportan que el ataque fue “quirúrgico” y que Alareer había recibido amenazas de muerte semanas antes por escribir poemas.
Bibliografía breve
- Naciones Unidas, Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). “Informe Humanitario sobre Gaza”, ediciones 2023–2024.
- Human Rights Watch. “Israel: Ataques ilegales y bloqueo en Gaza”, Reporte Especial 2024.
- Amnistía Internacional. “Gaza: Crímenes de guerra y castigo colectivo”, Informe Global 2024.
- Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). “Situación sanitaria y humanitaria en la Franja de Gaza”, Actualización Operativa 2024.
- Consejo de Derechos Humanos de la ONU. “Comisión de Investigación Independiente sobre los Territorios Palestinos Ocupados”, Documentos 2023–2024.
- Reporteros Sin Fronteras. “Periodistas asesinados en Gaza”, Informe 2024.
- Alareer, Refaat. Gaza Writes Back. Just World Books, 2014.
