El 25 N: mujeres movilizadas alrededor del mundo porque «Vivas nos queremos»

El 25 de noviembre se conmemora desde 1999 el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer —instaurado por Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un día para denunciar las múltiples violencias de género y exigir justicia, protección y derechos para mujeres y niñas alrededor del mundo.

Cada año, en esta fecha se realizan movilizaciones, marchas, vigilias y otros actos públicos para visibilizar el problema estructural de la violencia machista, reclamar políticas efectivas, y honrar la memoria de víctimas de feminicidio, violencia sexual, desapariciones, entre otras formas de agresión.

En la capital de Ecuador, Quito, y también en Cuenca, ciudad al sur del país, colectivos de mujeres convocaron marchas para clamar justicia por las víctimas de femicidios. En Quito se vieron pancartas con nombres y rostros de mujeres asesinadas, demandando memoria, verdad y castigo a los responsables.

Estas movilizaciones reflejan el contexto de alarma por el creciente número de femicidios y la falta de respuestas efectivas por parte del Estado: muchas denuncias quedan impunes, o no reciben atención adecuada, lo que incrementa la vulnerabilidad de mujeres y niñas.

A nivel regional, miles de mujeres salieron hoy a las calles en distintas ciudades de América Latina y el Caribe, denunciando la violencia machista, feminicidios, desapariciones y abusos, así como la insuficiente acción institucional para proteger derechos básicos.
En países como Perú, por ejemplo, organizaciones defensoras de derechos humanos hacen un llamado urgente ante el aumento del número de desapariciones de mujeres. Entre enero y septiembre de 2025 los casos reportados crecieron 16 % con respecto al mismo periodo del año anterior.

En la capital mexicana se llevaron a cabo al menos dos grandes movilizaciones: desde la Glorieta de las Mujeres que Luchan y otras zonas de reunión hacia el centro histórico, con llegada al Zócalo de la Ciudad de México en la tarde.

Las autoridades cerraron avenidas emblemáticas —como Paseo de la Reforma, Avenida Juárez, Eje Central y 5 de Mayo—, y suspendieron estaciones del Metro en zonas cercanas, anticipando la concentración multitudinaria.

Diversos colectivos feministas, estudiantiles y sociales participaron: entre ellos agrupaciones como Coordinación 8M, “Rabia Encapuchada”, “Polakeñas”, “Vaisnavas Guerreras”, “Amor no es violencia”, “Boca Negra”, entre otras.

La vigencia de la convocatoria también fue apoyada por organismos de derechos humanos: la Red Rompe el Miedo (RRM) difundió rutas en tiempo real, advirtió sobre posibles incidentes y pidió garantías de seguridad para las manifestantes.

En varios países de Europa, como en distintas ciudades de España, colectivos feministas se sumaron a marchas del 25N para denunciar la violencia machista, exigir políticas de protección y rendición de cuentas, y protestar contra la indiferencia institucional.

Las manifestaciones adoptaron formas diversas: marchas, performances, actos simbólicos, lecturas públicas de nombres de víctimas, batucadas, pancartas, llamamientos a la solidaridad entre mujeres y disidencias.

Las movilizaciones de este 25N comparten un conjunto claro de reivindicaciones y mensajes centrales como la justicia real para víctimas de feminicidio, desaparición, violencia sexual, maltrato y otras formas de violencia de género; demandas de políticas públicas con perspectiva de género: prevención, atención especializada, protección real, servicios de apoyo psicológico y legal, y eliminación de la impunidad; visibilización de la violencia estructural que sufren mujeres y niñas, incluyendo violencia machista, violencia institucional, discriminación, desigualdades raciales/étnicas cuando corresponde — como en movilizaciones que combinan género, raza y clase.

Una expresión colectiva de indignación, solidaridad y resiliencia: muchas movilizaciones no solo protestan, sino que buscan construir comunidad, acompañamiento, memoria, redes de apoyo, y reivindicar la dignidad de las víctimas. Claramente, a pesar de leyes, campañas y discursos, la violencia de género sigue siendo una crisis global: los altos índices de feminicidios, desapariciones, abusos y violencias estructurales muestran que la lucha está lejos de terminar.Cada vez más mujeres se organizan, movilizan y visibilizan sus demandas: en ciudades grandes y medianas, del Norte al Sur del continente —y más allá— se alzan voces reclamando justicia, derechos, igualdad.

El 25 de noviembre de 2025 deja una jornada intensa de movilizaciones y vuelve a demostrar que esta fecha simbólica es también una herramienta real de denuncia, conciencia pública, presión social e institucional, y reactivación del debate sobre género, derechos humanos y políticas públicas. Basta de impunidad, de indiferencia, de violencia, de desigualdad. Aquí y ahora, las movilizaciones del 25N evidencian que la lucha por una vida libre de violencia para mujeres y niñas no es una celebración —es una urgencia.

Este año, como otros, el 25N vuelve a poner en evidencia que los compromisos institucionales aún no bastan. Por eso, movilizaciones como las de hoy son clave: sirven para exigir cambios reales, sostener la memoria de las víctimas, fortalecer solidaridad colectiva y mantener viva la esperanza de un futuro con justicia de género.

Nelsy Lizarazo

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