Estados Unidos y China: La guerra que nadie declaró

El tablero de la competencia

  • Trump dice que Estados Unidos ya está en una guerra comercial con China.
  • Xi Jinping no lo repite, pero actúa como si lo supiera desde hace años.

Ambos líderes reconocen que el equilibrio global depende de su pugna.

En 2024 el comercio bilateral superó los USD 680.000 millones.

  • Washington acusa a Pekín de prácticas desleales.
  • Pekín responde con diplomacia y paciencia
  • Y cuando uno habla con la voz del empresario que busca votos,
  • El otro habla con la calma del estratega que mide el tiempo en siglos.
  • Trump quiere recuperar empleos y votos en el cinturón industrial.
  • Xi quiere consolidar el sueño chino y la autosuficiencia tecnológica.
  • Mientras uno sube aranceles,
  • El otro abre nuevas rutas comerciales

Ambos se necesitan, pero ambos desconfían y ninguno puede retroceder sin perder poder.

La guerra invisible

  • En Washington se habla de sanciones, tarifas y seguridad nacional. El gobierno de Trump mantiene gravámenes sobre bienes chinos por más de USD 300 mil millones. La Casa Blanca financia con USD 200.000 millones la producción local de chips.
  • En Pekín la respuesta no se mide en declaraciones sino en fábricas. El plan Made in China 2025 canaliza inversiones por más de USD 250 mil millones en investigación y desarrollo.
  • Estados Unidos protege su mercado con leyes.
  • China lo protege con infraestructura.
  • Washington busca limitar las exportaciones de semiconductores.
  • Pekín controla la salida de galio, germanio y tierras raras.

Son movimientos distintos en un mismo tablero. La guerra comercial no usa pólvora y su usa datos, energía y tecnología.

Dos modelos frente al espejo

  • Trump defiende la competencia privada y promete volver a hacer grande a su país.
  • Xi defiende la planificación estatal y promete modernizar a China sin perder el control político.
  • Los dos aplican políticas industriales que contradicen sus discursos.
  • Estados Unidos subsidia empresas con dinero público.
  • China incentiva compañías privadas para cumplir metas nacionales.
  • El crecimiento estadounidense en 2024 fue de 2,1%
  • Y el chino alcanzó 4,8%
  • Washington arrastra un déficit fiscal superior al 6% del PIB.
  • Pekín enfrenta la deuda inmobiliaria más alta de su historia.

Ambos muestran fortalezas y grietas, pero ninguno puede proclamarse vencedor.

El frente tecnológico

  • En Estados Unidos el Departamento de Comercio restringe la venta de chips a Huawei y bloquea el avance de TikTok.
  • En China el gobierno impulsa laboratorios estatales de inteligencia artificial y lanza su propio sistema operativo.
  • Washington invierte en ciberseguridad.
  • Pekín en computación cuántica.
  • Cada servidor, cada código, cada patente se vuelve un campo de batalla.
  • El país de Trump gasta el tres por ciento de su PIB en investigación científica.
  • El país de Xi invierte una cifra similar.

La diferencia radica en el enfoque.

  • En Estados Unidos la innovación nace de las empresas privadas y los fondos de capital.
  • En China proviene de un plan central que abarca universidades, ejército y sector civil. La distancia tecnológica se acorta, y ese es el verdadero motivo del conflicto.

La estrategia exterior

  • Trump busca contener a China con alianzas militares.
  • Refuerza el pacto AUKUS con Reino Unido y Australia.
  • Amplía la cooperación con Japón y Filipinas.
  • Promueve acuerdos comerciales con México y Canadá para cercar el mercado asiático.
  • Xi responde con carreteras, puertos y trenes. La Franja y la Ruta ya involucra a más de ciento cincuenta países y supera el billón de dólares en inversiones.
  • Mientras Washington habla de seguridad nacional,
  • Pekín habla de destino compartido.
  • La Casa Blanca advierte sobre riesgos de espionaje.
  • El Palacio del Pueblo habla de prosperidad común. En el fondo los dos buscan lo mismo: influencia y estabilidad.

Uno lo hace con poder militar y el otro con poder económico.

Las cifras del pulso

  • Estados Unidos tiene un PIB de USD 26 billones y un déficit comercial global de más de USD 900 mil millones.
  • China tiene un PIB de USD 18 billones y un superávit de USD 800 mil millones.
  • Washington concentra la mitad del gasto militar mundial.
  • Pekín lidera en exportaciones manufactureras.
  • Ambos controlan cerca del 40% de la economía global y casi el 50% de las emisiones de carbono.

Las sanciones cruzadas han afectado a más de 10 mil productos.

  • Las cadenas de suministro se redibujan.
  • Vietnam, México y Malasia se convierten en los nuevos intermediarios de un comercio que ya no se mueve directamente entre las dos potencias.
  • La globalización entra en una fase de regionalización.

La dimensión humana

  • Trump apela al trabajador desempleado que mira las fábricas cerradas de Detroit.
  • Xi apela al obrero que salió de la pobreza en Guangdong.

En ambos países el nacionalismo se mezcla con esperanza y miedo.

  • Estados Unidos teme perder el liderazgo que tuvo en el siglo XX.
  • China teme que lo detengan justo cuando está a punto de alcanzarlo.

Las encuestas reflejan desconfianza mutua.

  • En Estados Unidos siete de cada diez ciudadanos ven a China como una amenaza económica.
  • En China ocho de cada diez creen que Washington intenta impedir su desarrollo.

La rivalidad deja cicatrices en la opinión pública y fortalece el discurso de los líderes.

Un mundo entre dos sombras

  • Europa observa con cautela.
  • América Latina intenta no elegir bando.
  • África recibe inversiones chinas y presiones occidentales.
  • Asia se convierte en el epicentro de la competencia.
  • El Fondo Monetario advierte que un punto adicional de arancel entre Estados Unidos y China puede reducir el PIB mundial en 0,1%

Los mercados lo saben y responden con volatilidad. Ninguna de las dos potencias busca un enfrentamiento militar y lo que existe es un pulso económico, tecnológico y simbólico. Cada una representa un modelo de civilización.

  • Una fundada en la iniciativa individual.
  • La otra en la disciplina colectiva. Entre ambas se define el futuro del planeta.

La guerra que no necesita nombre

  • Trump dice que Estados Unidos ya está en guerra comercial con China.
  • Xi no lo dice, pero lo asume.

Ambos han transformado el comercio en un campo de poder y las armas son los aranceles, las sanciones y las alianzas. No hay vencedores posibles.

Si el conflicto escala, el mundo entero pagará el costo en inflación, desempleo y desconfianza.

El siglo XXI será recordado por esta tensión entre dos gigantes que no pueden separarse.

  • Uno mira al pasado para recuperar su grandeza.
  • El otro mira al futuro para asegurar su lugar.

Ambos avanzan por caminos opuestos que a veces se cruzan y a veces se chocan y es en ese punto invisible que es entre la ambición y el miedo que se escribe la historia de nuestro tiempo.

 

Bibliografía mínima sugerida

  • Graham Allison — “Destined for War”

(Sobre cómo las potencias no necesitan declararse la guerra para estar ya en ella)

  • Rush Doshi — “The Long Game”

(La estrategia silenciosa de China para reemplazar la hegemonía estadounidense)

  • Michael Pillsbury — “The Hundred-Year Marathon”

(Cómo EE.UU. subestimó el plan estratégico chino a largo plazo)

  • Kishore Mahbubani — “Has China Won?”

(Lectura en reversa: el mundo visto desde Pekín, no desde Washington)

  • Byung-Chul Han — “Infocracia” / “Psicopolítica”

(La guerra contemporánea ya no se libra con tanques sino con diseño de la mente colectiva)

 

Mauricio Herrera Kahn

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