Tuvimos elecciones generales anticipadas en los Países Bajos, tras la caída de la coalición de gobierno, y que tan solo llevaba un año y medio en el poder. Era una coalición de cuatro partidos de centroderecha y extrema derecha que, desde el principio, anunciaba ser una aventura imposible. El partido populista de extrema derecha y anti-islam de Geert Wilders había ganado las elecciones con 37 de los 150 escaños del Parlamento, de un total de 17 partidos con representación. Esas elecciones generales también fueron anticipadas, tras la caída del gobierno de coalición de Mark Rutte (ahora secretario general de la OTAN). Todos los demás partidos bloquearon que Geert Wilders fuera el Primer Ministro (que es el procedimiento habitual cuando un partido gana las elecciones) del nuevo gobierno que se iba a formar (cosa que es el procedimiento habitual cuando un partido gana las elecciones). Se encontró o transaccionó una solución mediante la nominación de un candidato externo como Primer Ministro, con un gobierno controlado por los 4 partidos que formaron la nueva coalición, incluido el partido de Geert Wilders. Fue la coalición más a la derecha que ha visto el país, y el experimento resultó ser un desastre de gran calibre.
Los resultados de estas últimas elecciones generales anticipadas (el 29 de octubre) mostraron claramente que la crisis política es ya total. El D66 (Demócratas 66) obtuvo 26 escaños y el partido de Geert Wilders también consiguió 26 escaños, pero con un número total de votos ligeramente inferior, lo que convirtió al D66 en el más votado y a su candidato de 38 años en el nuevo Primer Ministro. Los Socialdemócratas, fusionados con el Partido Verde-Izquierda (GreenLeft), obtuvieron 20 escaños, los Demócratas Cristianos 18 y el tradicional Partido de Centro (VVD) 22. Por lo demás, un Partido desapareció (ya que pasó de 20 escaños a 0), otro partido bastante a la derecha pasó de 1 a 9 escaños y el resto perdió escaños, o logró mantener los pocos que tenía.
Esta es una situación totalmente nueva, porque nunca antes el Partido ganador había obtenido solo 26 escaños y mientras los demás viejos Partidos tradicionales perdían cada vez más terreno. La formación de un nuevo gobierno se volverá aún más difícil, si no imposible.
La mayor parte del electorado ya no sabe a qué partido votar y la mayoría de los votantes oscila entre la izquierda, la derecha y el centro con la esperanza inquebrantable de que el próximo gobierno resuelva la creciente crisis del país. La crisis de la vivienda, la crisis sanitaria, la crisis medioambiental, la crisis migratoria, la crisis energética, etc. Todas estas crisis las siente directamente la población en general, y sobre todo la población más pobre y la generación más joven.
Ninguno de los partidos ha contado o cuenta a la población de dónde vienen todas estas crisis. Es como si hubieran llovido del cielo. No quieren que se sepa cómo la han liado. Primero durante la «pandemia» de Covid y luego en el conflicto militar de Ucrania con Rusia. No les dicen la verdad a sus votantes sobre cómo las interminables sanciones contra Rusia y el cese de la compra de gas ruso han producido una crisis energética, de proporciones tan grandes, que hasta ahora ha duplicado el coste de la energía, la comida y el resto de los bienes y servicios esenciales. No aclararon y ni explicarán, que la creciente y acuciante crisis de la vivienda que padece el País, es consecuencia de los 40 años de neoliberalismo y mal gobierno últimos. En resumen, nunca asumen la responsabilidad de sus actos políticos y nunca escuchan la voz de los ciudadanos.
El resultado final de todo esto es que el País se ha vuelto ingobernable. Formarán una nueva coalición de 4 (o ahora 5) partidos, pero esa también caerá antes del final de su mandato de 4 años.
En medio de esta crisis, estos políticos tan mediocres han decidido que ahora estamos en guerra con Rusia, y que la población tiene que prepararse…, utilizando esta nueva narrativa para ocultar su ferviente participación en un proyecto guiado por Estados Unidos, desde 2005, en Ucrania para llevar a la OTAN hasta las fronteras mismas con Rusia. De repente, casi todos los días, los grandes medios de comunicación holandeses visitan una base militar, donde le muestran al público todos esos maravillosos arsenales de armas que hay; o un ejercicio de guerra de la OTAN; o entrevistan a oficiales militares, que luego le dicen al público la grave amenaza en que se ha convertido Rusia, etc. Incluso la Familia Real se ha involucrado. La princesa heredera Amalia decidió servir un año en el ejército y la reina Máxima participó en un ejercicio de guerra, completamente con atuendo militar y la cara pintada de camuflaje, ayudando a los «heridos».
La decadencia moral y política es ahora total, y la pobre población se traga resignada esta narrativa bélica. Muchos tienen miedo y están preocupados por algo que nunca sucederá. ¡Que no vienen los rusos, nunca lo hicieron! Vinieron los nazis alemanes y les ocuparon el País; lo hizo la Francia de Napoleón, no sólo ocupando el país sino, incluso, entronizando al hermano de Napoleón como su rey, pero «Rusia no viene ni vendrá».
¿Qué podemos esperar aún de una élite política que ha hecho de los cuentos de fantasía y las mentiras descaradas su brújula moral? Y no sólo en los últimos años. ¿Qué podemos esperar de una élite política que está arruinando el país día a día? ¡Nada! Es la síntesis final del largo proceso histórico de una civilización Occidental en dirección equivocada. En mi país y en el resto de Europa, y tal como nos ha enseñado la historia, las civilizaciones surgen…, se desarrollan…, y luego caen.
Entre tanto, debemos volcar nuestra atención, nuestra vida y nuestra energía en hacer posible el surgimiento de una nueva civilización, como el Ave Fénix que renace de las cenizas. Y esta vez será una civilización planetaria: la civilización de la Nación Humana Universal, expresión de una humanidad nueva y evolucionada que habrá dejado atrás la prehistoria de toda violencia y habrá dado un paso hacia la verdadera Historia Humana. Ese es el destino de la Humanidad.
Todo lo que hoy sucede es la clara señal del fin de una era, el cierre de un largo ciclo en la espiral del Tiempo y el llamamiento a que uno nuevo emerja. Esa emergencia debe comenzar en nuestros corazones y en nuestras mentes, y luego desplegarse por el mundo a través de acciones donde todos reconozcan lo mismo: que yo existo porque tú existes; y que el ser humano es el valor supremo; y su bienestar, nuestra más alta prioridad.
