Madrid, Alicante y otras ciudades españolas se vuelcan por la Flotilla Sumud y la paz en Gaza

Madrid, Alicante y otras ciudades españolas se vuelcan por la Flotilla Sumud y la paz en Gaza
Madrid, Alicante y otras ciudades españolas se vuelcan por la Flotilla Sumud y la paz en Gaza

El 4 de octubre, las calles de Madrid se llenaron de más de 100.000 personas pacíficas (durante todo el día en una suerte de presencia continua porque la gente iba rotando por ser sábado) que exigieron la liberación inmediata de los tripulantes y participantes de la Sumud Global Flotilla, el fin de los bombardeos diarios sobre Gaza, incluso en zonas marcadas como seguras, y la protección de la población civil y sanitaria. En Alicante, más de 12.000 personas procedentes de los pueblos y comarcas del sur se desplazaron por su cuenta para sumarse a la convocatoria, acompañadas por 80 colectivos y entidades locales.

Madrid. Sábado 4 de octubre de 2025, salida a las 18:00. Recorrido Atocha → Paseo del Prado → Plaza de Cibeles → calle Alcalá → Gran Vía → Plaza de Callao (véanse ElDiariodeMadrid, GacetinMadrid, Infobae).

A partir de la información de diversos medios y de publicaciones en redes, las movilizaciones del 4 de octubre en Madrid congregaron a decenas de miles de personas en una de las marchas más multitudinarias por Palestina en los últimos años. Convocadas por organizaciones como la Asociación Hispano Palestina Jerusalén y la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina, las protestas recorrieron el eje Atocha–Cibeles–Gran Vía bajo el lema “Alto al genocidio. Fin al comercio de armas y a las relaciones con Israel”. Los participantes portaban banderas, pancartas y fotografías de víctimas de Gaza, denunciando la impunidad y la pasividad internacional.

Según la Delegación del Gobierno, la asistencia rondó las 90.000 personas, aunque los organizadores elevaron la cifra a más de 400.000 dado que al ser sábado hubo una alta rotación de participantes. En la manifestación se hicieron visibles también miembros de partidos de izquierda y colectivos humanitarios que reclamaron un embargo total de armas y sanciones diplomáticas. Las redes sociales amplificaron el eco de la protesta, mostrando imágenes del Paseo del Prado cubierto de carteles con mensajes como “Stop genocidio” y “No en mi nombre”, reflejo de un sentimiento ciudadano de indignación y solidaridad con el pueblo palestino frente a la continuidad de los ataques en Gaza (ElConfidencial).

En Alicante, más de 12.000 personas han llenado la ciudad. 80 colectivos y entidades de las comarcas de los sur se han sumado a esta convocatoria. El pueblo valenciano, una vez más, demuestra su solidaridad con el pueblo palestino. Hemos dicho que ya basta de los 2 años de genocidio y los 77 años de colonización israelí.

Alicante: Desde el rio hasta el mar Palestina vencerá

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Al cierre de esta noticia en Madrid, así como en las demás ciudades los manifestantes continuaban en el punto final de las marchas renuentes a dar por finalizada la acción. Fuerte despliegue policial presente pero sin incidentes.

En cuanto a las reacciones en Europa y resto del Mundo, destacar las movilizaciones y acciones en Italia: MASIVAS.

Global Sumud Flotilla: detención en el mar y traslado Saharonim, en el desierto del Neguev

Los barcos de la Global Sumud Flotilla, con unos 500 activistas de más de 40 países, fueron interceptados por la Marina israelí en aguas internacionales mientras se acercaban a Gaza (Press Digital). Tras la captura, 473 de los tripulantes fueron trasladados a la prisión de Saharonim, en el desierto del Neguev, al sur de Israel (lavozdelsur). Ese centro penitenciario había sido usado anteriormente para inmigrantes en situación irregular y detenidos palestinos (La Vanguardia). Entre los detenidos hay al menos 65 españoles. El Imparcial A los activistas se les ha ofrecido firmar un documento que les permitiría evitar un juicio si aceptan la expulsión inmediata a sus países de origen; quienes rechacen esta oferta podrían enfrentar semanas o meses en prisión (Guardian). También se ha denunciado que varios periodistas presentes han sido detenidos, lo que organizaciones como RSF consideran una detención ilegal que viola normas de protección al derecho a informar (Reporteros Sin Fronteras).

Crónica desde Palestina, diario de una agresión contínua:

Desde el 1 de octubre, se registran nuevas víctimas en Gaza, incluyendo personal sanitario y ambulancias atacadas en zonas marcadas como seguras, lo que evidencia que las advertencias internacionales y el llamado “Stop genocidio” no parecen detener los bombardeos. La presión de la movilización ciudadana y la denuncia internacional se enfrenta a un gobierno israelí que ha consolidado, históricamente, una política de seguridad y ocupación muy rígida, respaldada por el Estado Mayor (IDF) y sectores políticos que priorizan la expansión territorial y la represión de cualquier protesta o resistencia organizada.

Egipto acoge la nueva ronda de conversaciones por Gaza: «re-edicón del plan de Trump»

Según los medios, Hamás ha aceptado liberar todos los rehenes (vivos o muertos) según los términos del plan de Trump, pero solicita negociar ciertos apartados, como la gobernanza de Gaza y su futura participación en ella (ElEspañolinfobae Israel, por su parte, ya estaría preparando la implementación de la “primera fase” del plan —el intercambio de rehenes— y ha aceptado una “línea de retirada inicial” si Hamás confirma su parte (Independent Español). Catar ha sido invitada al proceso como mediador influyente, y Egipto ejercerá de anfitrión de las reuniones. EEUU ha advertido que no tolerará dilaciones, presionando para que los compromisos se cumplan con rapidez.

Entre los puntos más controvertidos están: el desarme de Hamás (exigencia central para Israel), la supervisión internacional en Gaza, la retirada israelí, y el rol político que tendrá Hamás o las facciones palestinas en el futuro del enclave.

Quedan muchas incógnitas, pero estos próximos días serán cruciales para ver si el plan prospera más allá de los anuncios (CadenaSer).

El plan plantea en su primera fase la liberación de los rehenes —unos 48 aún retenidos por Hamás— a cambio de 250 presos condenados a cadena perpetua y 1.700 detenidos de Gaza.  También se contempla una retirada parcial de las tropas israelíes y la desmilitarización de Hamás, bajo supervisión internacional, aunque ese punto es objeto de fuertes debates. Europa Press

Estados Unidos ya ha advertido que no tolerará dilaciones (RTVE). Trump ordenó a su enviado, Steve Witkoff, trasladarse a Egipto para empujar las negociaciones. Egipto ha confirmado su rol de anfitrión y mediador activo (El País). Catar, aunque no condiciona directamente las negociaciones, ha sido invitada y su influencia diplomática es reconocida en los medios como parte esencial del proceso. Aunque Hamás ha expresado su aceptación “en grandes rasgos” del plan de Trump, mantiene reservas importantes, especialmente en torno al desarme, la supervisión externa de Gaza y el calendario para la retirada israelí. Israel insiste en que, de no llegarse a un acuerdo, utilizará medios militares para garantizar sus objetivos.

Será una ronda delicada: el margen para el diálogo está marcado por plazos estrictos, presiones diplomáticas y la urgencia de detener una violencia prolongada. Pero, además, la presión mediática y popular ha alcanzado una intensidad inédita: millones de voces en todo el mundo señalan la incoherencia del papel estadounidense, cuyo supuesto liderazgo moral queda en entredicho ante su complicidad histórica con la política israelí.

Al “hegemon” y su comparsa (EU.UU. + UK) se les han visto las cartas: su diplomacia en Oriente Medio aparece atada a los intereses de Netanyahu, que actúa en nombre propio pero también en el de un aliado que ya no puede ocultar su doble rasero. Estados Unidos se enfrenta así a una erosión de su autoridad moral y estratégica, mientras la opinión pública global reclama coherencia, justicia y un alto al fuego real. La cumbre de El Cairo, más que una negociación entre gobiernos, será una prueba para el sistema internacional y para la legitimidad de un poder que, por primera vez en décadas, parece cuestionado simultáneamente desde dentro y desde fuera.

Por otro lado, Estados Unidos enfrenta un desafío interno creciente. La presión en la calle aumenta por múltiples razones de política interna, pero también por la cuestión palestina. Al ciudadano estadounidense promedio le está empezando a caer la venda de los ojos respecto a la relación con Israel y al papel de los lobbies israelíes dentro del país.

En teoría, el AIPAC debería estar registrado ante el Departamento de Justicia bajo la Ley de Registro de Agentes Extranjeros (FARA) si se considerara que actúa formalmente en nombre del gobierno israelí. Sin embargo, AIPAC opera como organización independiente de lobby y filantrópica, alegando que solo promueve “relaciones entre EE. UU. e Israel” desde dentro de Estados Unidos. Por ello, no se clasifica legalmente como agente extranjero, evitando el registro FARA.

Este escenario evidencia un desequilibrio y una vulnerabilidad en la política exterior estadounidense, expuesta tanto ante la opinión pública como ante los aliados regionales. La influencia de AIPAC (capaz de poner y quitar congresistas y senadores, presionar decisiones políticas y amenazar abiertamente a políticos, jueces, artistas, e influencers) convierte a Israel en una “patata caliente” que condiciona a Washington. La autonomía de la política exterior se ve limitada, y el conflicto palestino-israelí se transforma en un escenario donde la diplomacia oficial queda comprometida por la presión interna del lobby y por la experiencia histórica del actor principal en la región.

En este contexto, las movilizaciones mundiales del 4 de octubre reflejan no solo la solidaridad ciudadana con Palestina, sino también un grito de urgencia por la protección de la vida humana, la liberación de la Flotilla y la responsabilidad de los actores internacionales. La historia y la política real de Israel muestran que no se pueden esperar cambios inmediatos sin una presión sostenida y coordinada a nivel global. Al mismo tiempo, la situación se complica para Israel, Estados Unidos y otros actores con intereses en Oriente Medio y Palestina.

Redacción España

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