En el país la salud se receta con austeridad: si duele, paracetamol; si arde, paracetamol; si no hay, paracetamol. Y así, entre filtraciones y discursos, la enfermedad más grave sigue siendo el olvido del sistema.
En México tenemos la fórmula secreta para sobrevivir a pandemias, gripes, fracturas, males del alma y hasta a los discursos de los políticos: paracetamol. Sí, la pastillita blanca que lo mismo te la receta el Seguro Social para la migraña que para el cáncer.
Mientras en la CDMX hay marchas y manifestaciones (como cada santo día), y mientras el dólar se mueve entre 18.42 pesos y la paciencia de los mexicanos, el verdadero drama está en las farmacias y en los hospitales, no hay medicamentos. Y cuando hay, lo único que te ofrecen es la milagrosa tableta de siempre. Se filtró un audio del flamante subsecretario, Eduardo Clark, donde se escucha lo que ya todos sabemos: que los funcionarios también creen que el paracetamol es la piedra filosofal del sistema de salud. ¿Qué no hay antibióticos? Paracetamol. ¿Qué no llegaron los tratamientos oncológicos? Paracetamol. ¿Qué se le cayó el cabello al paciente? ¡Paracetamol con minoxidil y listo!
El problema no es la pastilla. El problema es la mentalidad, pensamos que todo se cura con lo mínimo, como si la austeridad también se tragara con agua. Y mientras tanto, los funcionarios se reparten banquetes de discursos sobre “soberanía sanitaria” mientras el pueblo bueno se forma por su paracetamol en el Seguro. La tragedia es que esta cultura no nació ayer. Desde la Conquista nos recetan lo mismo: que con un remedio barato y con un poco de fe se arregla todo. Nos curaron el despojo con espejitos, la Revolución con tortillas, el neoliberalismo con discursos, y ahora el postneoliberalismo con paracetamol.
Entre marchas, dólares y reality shows de famosos, se nos olvida que el verdadero show es ver a un país entero medicado con lo único que alcanza en el presupuesto. Y como diría mi vecina: “Aquí en México todo se cura con paracetamol… menos el cinismo”.