[Perú] Daniela Ichiyanagui – actriz: “El trabajo del actor es honrar la obra y hacerla latir en el presente”

[Perú] Daniela Ichiyanagui – actriz: “El trabajo del actor es honrar la obra y hacerla latir en el presente”

Por Sol Pozzi-Escot

Durante décadas, el sueño de ver a una actriz peruana con presencia internacional parecía lejano. Salvo contadas excepciones, el Perú ha estado ausente en las grandes pantallas y escenarios del mundo. Sin embargo, en los últimos años ese panorama ha empezado a transformarse: las producciones internacionales miran con mayor interés hacia talentos peruanos. En ese contexto aparece Daniela Ichiyanagui, actriz peruana con raíces japonesas que hoy construye su carrera en Nueva York.
 
¿Qué es lo que te llevó a la actuación?
Desde pequeña sentí la necesidad de contar historias y de conectar con los demás a través de la emoción. La actuación me dio un espacio donde podía transformar mis vivencias personales en personajes que resuenen con el público. Es una forma de explorar quién soy, pero también de darle voz a realidades más grandes que yo. Con el tiempo entendí que la actuación no solo era una pasión, sino también un compromiso con el arte de conmover y transformar al público.

Has recorrido importantes centros educativos para tu profesión, como el prestigioso Lee Strasberg Theatre & Film Institute cuna del method acting y de figuras como Al Pacino, Marilyn Monroe y Scarlett Johansson. ¿Cuál es la importancia de una formación formal como actriz? ¿Qué se aprende en la cancha y qué se aprende en la escuela?
Mi formación en instituciones de prestigio como el Lee Strasberg Theatre & Film Institute me dio herramientas sólidas y disciplina, pero sobre todo la posibilidad de explorar mi vulnerabilidad en un entorno creativo exigente. En la práctica profesional, en el escenario o frente a la cámara, uno aprende la escucha, la intuición y la adaptación constante. Creo que la combinación entre la escuela y la experiencia real es lo que permite a una actriz crecer con solidez y autenticidad.

En el teatro, has trabajado en clásicos como Macbeth, Fuenteovejuna, entre otros. En la representación teatral de un clásico, ¿existe un conflicto entre los requerimientos de una obra clásica y la voluntad de una actriz como tú de adueñarse del personaje y aportar lo suyo, más allá de lo que la obra y el público esperan?
Siempre existe un reto: ser fiel a la esencia del texto clásico y, al mismo tiempo, encontrar una interpretación viva, auténtica y contemporánea. El público espera reconocer al personaje, pero también sentir que le habla hoy. Para mí, el trabajo del actor es tender ese puente: honrar la obra y hacerla latir en el presente.

Fuiste la única actriz protagonista de la campaña internacional de Tiffany & Co., galardonada con dos Leones de Plata en el Festival Cannes Lions 2025. ¿Qué define la actuación para publicidad, especialmente en una campaña de una marca tan icónica y elegante como Tiffany & Co.?
En publicidad el desafío es condensar la esencia de una marca en segundos. En el caso de Tiffany & Co., se trataba de transmitir elegancia, fuerza femenina y atemporalidad sin palabras, solo a través de la presencia. Fue un honor ser la única actriz protagonista de esa campaña, que además fue reconocida con dos Leones de Plata en Cannes Lions 2025 – los primeros Leones para esta icónica marca de lujo- confirmando que la actuación también puede ser profundamente artística en un contexto publicitario.

¿Qué actrices y actores te inspiran y por qué?
Me inspiran profundamente actrices como Viola Davis, por su autenticidad y fuerza transformadora en cada papel; Marion Cotillard y Penélope Cruz, porque han sabido llevar su identidad cultural al mundo entero sin perder verdad artística; y Audrey Hepburn, por su elegancia atemporal y por haber trascendido más allá del cine con un legado de sensibilidad y compromiso humano. Entre los actores, destaco la entrega total de Al Pacino y la profundidad de Adrien Brody, quien con su vulnerabilidad y magnetismo logra interpretaciones inolvidables que marcan al espectador.

¿Quisieras dedicarte más al teatro o al cine?
Ambos son esenciales para mí. El teatro me da raíces, me recuerda la importancia de la disciplina y el contacto directo con el público. El cine, en cambio, me permite explorar los matices más íntimos del ser humano, captados en un suspiro o una mirada. Mi sueño es mantener un equilibrio entre los dos lenguajes.

Vivir como actriz en Nueva York debe ser un reto muy demandante. ¿Cómo buscas y logras destacar en medio de la marea de actores y actrices que buscan lograr lo mismo que tú?
Nueva York es una ciudad muy competitiva, pero también un lugar que te impulsa a crecer cada día. Lo que me permite destacar es ser fiel a mi esencia: mi formación internacional, mi identidad multicultural y mi capacidad de adaptarme a distintos estilos de trabajo. No busco encajar en un molde, sino mostrar lo que me hace única, y creo que esa autenticidad es lo que abre puertas en un mercado tan exigente.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en un piloto para una importante plataforma de streaming, lo cual me emociona mucho porque representa un paso clave en mi carrera internacional. Además, estoy por comenzar un proyecto novedoso e innovador junto al guionista y director brasileño PJ Caldas, nominado al Emmy, lo que supone una gran oportunidad de colaborar con un creador de prestigio en un formato diferente y desafiante.

¿En qué medida tu identidad como joven mujer peruana con raíces japonesas determina tu visión de ti misma como actriz y de los proyectos que asumes y quisieras asumir?
Mi identidad multicultural es el motor de mi carrera. Haber crecido entre Lima, París y Nueva York me dio una mirada plural y abierta al mundo. Mis raíces peruanas y japonesas me enseñaron disciplina, sensibilidad y resiliencia, cualidades que llevo a cada personaje. Esa mezcla me inspira a elegir proyectos que valoren la diversidad y a contar historias que reflejen la riqueza de distintas culturas.

Actuar implica, según entiendo, ser uno mismo, pero a la vez, conectar con el personaje de manera creíble, para entregar una performance conmovedora y memorable al público. ¿Cómo defines ese misterio de la actuación? ¿Qué es actuar?
Usar el término “actuar”, para mí, no es el más indicado. Cuando alguien me dice que estuve “actuando”, para mí es lo peor, porque siento que fui falsa, que se vio forzado. Para mí, la actuación es hacer de verdad, vivir las circunstancias imaginarias como si fueran reales, en el aquí y ahora, momento a momento. Cuando logro estar completamente presente y después pienso “estuve en el momento”, sé que ahí ocurrió la verdad de la “actuación”. Y me encanta, me apasiona este oficio, porque lo considero un acto mágico y tan puro: los actores entregamos cuerpo, alma y corazón para habitar personajes, y a través de nosotros somos un canal para que esas historias cobren vida. Como dijo Martha Graham:  “Hay una vitalidad, una fuerza de vida, un ímpetu que se traduce a través de ti en acción, y porque solo hay una de ti en todo el tiempo, esta expresión es única. Y si la bloqueas, jamás existirá a través de ningún otro medio y se perderá. El mundo no la tendrá. No depende de ti determinar lo valiosa que es, ni lo buena que es, ni lo comparable a otras expresiones. Es tu tarea mantenerla clara y directamente, mantener el canal abierto. Tu arte no te pertenece. No es de ti. Es para el mundo.”

Redacción Perú

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