Ad portas de las Elecciones Generales 2026, un hashtag ha tomado las redes sociales y ha pasado del medio digital a las calles: #PorEstosNo.
Por: Melissa Rubio
La consigna nació como llamada de alerta desde opinadores y colectivos digitales: primero una columna pública que puso nombre a la indignación y luego mil aperturas en redes que etiquetan a partidos y congresistas acusados de proteger la impunidad y saquear lo público. Esa semilla mediática, identificable en la columna de Rosa María Palacios, fue el detonante para agrupar la memoria política, ejemplos y listas de “no votar” que hoy circulan con fuerza.
En pocas semanas la etiqueta escaló: no quedó sólo en Twitter o Instagram, sino que surgieron pegatinas, afiches y actos públicos que reproducen el mismo mensaje y apuntan a impedir la reelección o la llegada de quienes los activistas llaman “el pacto”. Figuras públicas y colectivos regionales se sumaron, y la campaña logró visibilidad nacional, sobre todo ante la percepción de que el Congreso actual ha tomado decisiones impopulares o deslegitimadas.
#PorEstosNo
El sentir nacional ha decidido utilizar este hashtag como “castigo” por la pésima actuación de los que actualmente se encuentran en el poder y que han legislado de espaldas al país, con la dación de leyes procrimen (que protegen el crimen organizado), transformar la inmunidad por impunidad; capturar los organismos del Estado, utilizar los fondos nacionales en beneficio de esta clase política, proteger de investigaciones a la ex presidenta Dina Boluarte y a ellos mismos; uso y abuso de las arcas del Estado, entre otras reformas que han llevado al hartazgo a la población.
Ante este contexto, la población ha decidido utilizar el hashtag #PorEstosNo como consigna para orientar el voto, que en estas elecciones ha sido dividido y disperso por más de 30 candidaturas.
La lista negra la encabeza Fuerza Popular (partido de Keiko Fujimori quien actúa como líder en la sombra definiendo alianzas partidarias para las diferentes reformas), Alianza para el Progreso (APP), Renovación Popular, Avanza País, Somos Perú, Acción Popular (excluido por irregularidades en elecciones internas), Perú Libre, APRA, PPC, Juntos por el Perú y Podemos.
Protesta digital que escaló a las calles
La protesta digital escaló a una manifestación pacífica realizada en la Plaza San Martín que terminó con intervención policial, lo que convirtió a la campaña en noticia y mostró dos cosas: la capacidad de movilización ciudadana y riesgo de respuesta institucional desproporcionada. Ese episodio es revelador: la comunicación en red ya no es un ruido; es motor de agenda pública y de conflicto social.
El lado peligroso, y aquí la mirada humanista es inflexible, es la ambivalencia: la campaña legítima contra la corrupción corre el riesgo de convertirse en puerta para la desinformación o polarización que fragmente el debate público. Además, en un contexto donde se discuten proyectos que recortarían libertades —o que buscan regular excesivamente la expresión en redes—, toda acción ciudadana debe cuidarse de legislaciones que acaben criminalizando la protesta y la crítica.
Hoy, la población tiene una tarea aún más ardua: evaluar nuevos candidatos que asuman la conducción del país en las próximas elecciones, sin visos de corrupción.
Y para que #PorEstosNo deje de ser solo fuego de portada y sea motor de buen gobierno hace falta —además del coraje cívico— un plan claro: educación electoral, listas verificadas con fundamentos públicos, rutas de incidencia que exijan transparencia real y, sobre todo, compromiso por los derechos humanos y la no violencia. Si la consigna se queda en un “no” sin ofertas, el hashtag servirá para marcar el malestar, pero no para gobernar. Exigimos que la indignación se convierta en propuestas que protejan a las personas y al bien común.
